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Bienal Centroamericana 2010 Para que no se siga diciendo que no se dijo nada


       Bienal Centroamericana 2010

Para que no se siga diciendo que no se dijo nada


Darwin Andino *
Centroamérica es una región destinada a ver los barcos y desear subirse a los barcos. El deseo, (como un acertijo sin más raíces que la nostalgia y la muerte precolombina), es un deseo que no sabe alimentarse, porque ya no se viaja en barco a Europa, solo viajan los furgones en levitación, como puente de acero en constante movimiento.
Entre el barco y el puente -dos instituciones caídas en desgracia de modernidad- el arte ha llegado a las costas centroamericanas, generalmente cada dos años, como aquellos ciclos portuarios que hicieron grandes las ciudades latinoamericanas, antes de Nixon y antes de la muerte prematura del Siglo XX.
El arte que llega cruzando los mares no tiene más prestigio que una oleada de inmigrantes tardíos, rubios, mercantes, los que llegaron a pueblos miserables de América huyendo de las guerras.

Los curadores bien lo saben: el arte olvidó la máquina a vapor, y sólo toca las gotas del mar cuando las islas se ponen de moda. El arte transita como electricidad, con turbinas que mueven los brazos de hombres que a su vez mueven los remos de Venecia, el último barco que evita morir en el museo.



Cada dos años la Bienal de Arte Centroamericano toca puerto. Antes del gran acontecimiento, las capitales de nuestros países barnizan y echan a andar las góndolas, y de ese modo se llena la agenda de un arte que busca el norte. Se dice que la estructura mencionada se hunde a razón de 1 centímetro de sumergimiento cada año, lo que es normal en el caso de viejos monumentos.
Muchas preguntas se dieron al rededor de la última edición de nuestra Bienal. ¿Porqué no se hizo en Guatemala, cuando era el turno de aquel país?, ¿Porqué no se hizo en Panamá, después de que el anuncio circuló internet?, ¿Porqué se hizo en Nicaragua, porqué...? jajaja.

Mi pregunta quiere ser ridículamente más profunda: ¿Porqué, sin haber inaugurado el evento, la discusión más importante se dio en torno a cómo hacer la siguiente Bienal? ¿Eso se llama impotencia?, ¿Eso se llama impaciencia?, ¿Eso se llama visión?

No importa, en realidad es otra la sorpresa. ¿Porqué no se habló de la Bienal Centroamericana de 2010? Uno puede pensar que ese silencio es algo relevante, pero la comunidad siempre ha sido tímida. Los críticos, curadores y artistas son tímidos, esconden los ensayos que escriben en sus Iphone's cuando van de camino a las expo-ventas. Tal vez sea que nunca estuve en un evento ahogado antes de abrir sus puertas al público, (léase, "ahogado oficialmente").
Este suicidio pre-nupcial fue encargado al curador Elvis Fuentes. No era necesario, para ser una Bienal erigida en una ciudad de agua, el evento nica probablemente no fue tan malo.
La ventaja de matar las expectativas horas antes de la inauguración es que al final del día cualquier punto a favor se triplica. Por ejemplo: el peor de los miedos era que se nos cayeran encima los candelabros tan elegantes del Teatro Nacional Rubén Darío, y al final (pese al irrespeto del espacio de algunas obras) la museografía sucedió como una sorpresa. Por ejemplo: al no haber ridículos premios del 1,2,3, la actividad fue más normal que de costumbre, menos pretenciosa, menos en esa vulgaridad de nuevo rico y, por lo tanto, menos acusaciones de plagios internacionales ;)


No se, para subir a los cruceros caros, uno lo que hace es llegar al minúsculo puerto de Jinquilillo, allá por Chinandega, cuentan que pasa por ahí el Royal Caribbean. Seguro no aprenden del Royal Mail Steamship, alias Titanic.
Lo que en realidad quería señalar es que en los conversatorios de la Bienal se propuso adoptar el modelo de Venecia como el mejor para nuestro contexto. Toda esta jugarreta de lenguaje viene a cuenta para comprobar que, en el fondo, ya somos un barco vejete con ínfulas de gondoleros.

De tanto alucinar Venecia sería un honor copiarnos de una vez su esquema bienalero de antaño. O, ¿sería ridículo?

Lo que se necesita es... no, no les doy mis ideas porque yo no crecí en Nueva York.


*Sólo porque es divertido.

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